Una moda que vino para quedarse
Una visión de una persona que, a pesar de ser muy joven, está muy bien posicionada en ese maravilloso mundo que, poco a poco, sumerge sus aromas, texturas y sabores. Sí el vino, pero esta vez de la mano del enólogo de Viña San Pedro, Mauricio González. Para no perder la costumbre...
Mauricio González - enólogo con ocho años de experiencia, joven, dedicado a su trabajo y profesión - considera que hoy la tendencia apunta a un vino amigable que entrega mucho en cada sorbo y opina que el consumidor tiene que saber entenderlo y agarrarle el gusto
El enólogo Mauricio González es un emprendedor y gran conocedor del vino y todo lo que encierra su maravilloso mundo. Es el responsable de dar el último veredicto para que el producto de Viña San Pedro salga de las bodegas a la comercialización. A su paso por Venezuela, dirige catas para celebrar que se ubican como la primera gran exportadora de vinos chilenos en el país y da lecciones de lo que considera "una moda que vino para quedarse”.
Para este joven chileno su carrera se define como “conocer todo del vino; una profesión que exige mucho y da muchas satisfacciones”. Los ocho años que lleva en la segunda viña más importante y reconocida de Chile -una de las más importantes a nivel mundial- le han dado pie para considerar que la cosecha es mejor en años secos que lluviosos y que por regla, en Chile, las vendimias son superiores los años impares.
Él es la persona que se encarga de aprobar el 100% del producto que se envasa y sale de Viña San Pedro a más de 70 países del mundo o a las mesas de los hogares chilenos. Una gran responsabilidad que este viticultor asume y lleva a cabo de la mejor manera, sin apuros y esperando cada vendimia para apreciar el producto final.
Para González la mejor escuela que tiene quien decide ser enólogo es participar en muchas vendimias, porque “eso es lo que brinda el entrenamiento, la experiencia y lo que permite conocer más de las vides; los cuidados y manejos para obtener la mejor fruta y elaborar los mejores vinos con el sello propio de cada viña. Es un juego entre la memoria, la concentración y la práctica”.
Lecciones de vino
Sus últimos ocho años de experiencia vitivinícola no han pasado en vano, por lo que habla con seguridad y soltura sobre una de sus grandes pasiones: el vino. Lo define como un ser vivo que “nace, crece, se desarrolla y muere” y considera que esa es la razón de que requiera de “un trabajo muy delicado y minucioso”.
Para este experto chileno “de una buena uva se produce un buen o mal vino, en cambio de una uva de mala calidad, necesariamente se logran vinos de baja calidad. Es por ello que es fundamental el buen trabajo enológico para resaltar la calidad de la uva”.
Hace hincapié en que hoy es posible hablar del vino como una bebida que permite crear una identificación y una relación de amistad en la que “te quedas con el que te gusta, con el que te identificas y con el que satisface tus necesidades y exigencias o las de la ocasión, lo disfrutas con un amigo o una compañera. Es lo propio de los vinos del Nuevo Mundo”.
Considera que lo más importante radica en “saber entender y conocer su complejidad. Hay que hacerse amigo del vino para poder entenderlo y disfrutar todo lo que entrega en cada copa, que es mucho”.
Al referirse a Venezuela manifiesta que es, hoy día, el mercado más importante de Latinoamérica y que, a pesar de ser un país que centra su consumo en cerveza y ron, está gestando un crecimiento importante en vinos originado por el interés de conocer algo nuevo y diferente. A su juicio, “el vino está de moda y los venezolanos quieren conocer más de su cuidado y degustación; es una moda que vino para quedarse. De eso no tengo ninguna duda”.
Vinos del Nuevo Mundo
Mauricio González señala que hoy existe una marcada diferencia entre los vinos del Nuevo Mundo (Chile, Australia, Argentina, EEUU, Nueva Zelanda, Sudáfrica) y los del Viejo Mundo (Francia, Italia, España), principalmente “por las características que encontramos al abrir una botella de estas dos tendencias enológicas”.
Para él los vinos del Nuevo Mundo apuntan a un consumidor que busca cosas diferentes y de igual o mejor calidad. Se caracterizan por ser “amigables, jóvenes, frutosos, secos que se pueden saborear e incluso crear una amistad que entra por la vista y se prolonga y refuerza con su sabor”, por su aroma y por los momentos que acompaña y hace inolvidables.
“Antes la presencia era mucho más marcada con los vinos dulces que eran más fáciles de consumir, ahora son los secos”. Hoy se habla de “un vino muy completo y complejo que te satisface como persona y que te llena en lo que estás buscando: aroma, fruta, presencia en boca, concentración y, obviamente, un acompañante para la comida”.
Es la primera vez que visita Venezuela y admite haber quedado maravillado de “la calidez humana, del trato cordial y personal que se tiene y de lo hermoso que es todo”, por lo que considera una pena tener que regresar a Chile, pero es algo necesario porque tiene mucho que atender y el deber llama. Antes de despedirse afirma que la cosecha de 2005 “viene fenomenal” con lo que, desde ya, nos hace agua la boca.
En lo personal
Entre la sencillez, la jovialidad y seriedad, Mauricio González expresa sus preferencias y da ciertas recomendaciones para cuando llega la hora del vino.
¿Mejor cosecha?
Las mejores son las de los años secos; no de los lluviosos, porque puedes determinar y controlar el riego en esa plantación. De manera que se obtiene un grano pequeño y un vino más concentrado, más intenso, de mejor color (vinos tintos) y cuerpo.
¿Mejor vino?
En el día, blanco y en la noche, el tinto que es más cálido, más agradable, más fácil de consumir. En general, no me gusta que tenga mucha madera.
Recomendaciones:
Para vinos blancos los mejores acompañantes son los mariscos o pescados.
En la mesa siempre hay que empezar de un vino más liviano a uno más pesado, de uno blanco a uno tinto, de uno seco a uno dulce.
El enólogo Mauricio González es un emprendedor y gran conocedor del vino y todo lo que encierra su maravilloso mundo. Es el responsable de dar el último veredicto para que el producto de Viña San Pedro salga de las bodegas a la comercialización. A su paso por Venezuela, dirige catas para celebrar que se ubican como la primera gran exportadora de vinos chilenos en el país y da lecciones de lo que considera "una moda que vino para quedarse”.
Para este joven chileno su carrera se define como “conocer todo del vino; una profesión que exige mucho y da muchas satisfacciones”. Los ocho años que lleva en la segunda viña más importante y reconocida de Chile -una de las más importantes a nivel mundial- le han dado pie para considerar que la cosecha es mejor en años secos que lluviosos y que por regla, en Chile, las vendimias son superiores los años impares.
Él es la persona que se encarga de aprobar el 100% del producto que se envasa y sale de Viña San Pedro a más de 70 países del mundo o a las mesas de los hogares chilenos. Una gran responsabilidad que este viticultor asume y lleva a cabo de la mejor manera, sin apuros y esperando cada vendimia para apreciar el producto final.
Para González la mejor escuela que tiene quien decide ser enólogo es participar en muchas vendimias, porque “eso es lo que brinda el entrenamiento, la experiencia y lo que permite conocer más de las vides; los cuidados y manejos para obtener la mejor fruta y elaborar los mejores vinos con el sello propio de cada viña. Es un juego entre la memoria, la concentración y la práctica”.
Lecciones de vino
Sus últimos ocho años de experiencia vitivinícola no han pasado en vano, por lo que habla con seguridad y soltura sobre una de sus grandes pasiones: el vino. Lo define como un ser vivo que “nace, crece, se desarrolla y muere” y considera que esa es la razón de que requiera de “un trabajo muy delicado y minucioso”.
Para este experto chileno “de una buena uva se produce un buen o mal vino, en cambio de una uva de mala calidad, necesariamente se logran vinos de baja calidad. Es por ello que es fundamental el buen trabajo enológico para resaltar la calidad de la uva”.
Hace hincapié en que hoy es posible hablar del vino como una bebida que permite crear una identificación y una relación de amistad en la que “te quedas con el que te gusta, con el que te identificas y con el que satisface tus necesidades y exigencias o las de la ocasión, lo disfrutas con un amigo o una compañera. Es lo propio de los vinos del Nuevo Mundo”.
Considera que lo más importante radica en “saber entender y conocer su complejidad. Hay que hacerse amigo del vino para poder entenderlo y disfrutar todo lo que entrega en cada copa, que es mucho”.
Al referirse a Venezuela manifiesta que es, hoy día, el mercado más importante de Latinoamérica y que, a pesar de ser un país que centra su consumo en cerveza y ron, está gestando un crecimiento importante en vinos originado por el interés de conocer algo nuevo y diferente. A su juicio, “el vino está de moda y los venezolanos quieren conocer más de su cuidado y degustación; es una moda que vino para quedarse. De eso no tengo ninguna duda”.
Vinos del Nuevo Mundo
Mauricio González señala que hoy existe una marcada diferencia entre los vinos del Nuevo Mundo (Chile, Australia, Argentina, EEUU, Nueva Zelanda, Sudáfrica) y los del Viejo Mundo (Francia, Italia, España), principalmente “por las características que encontramos al abrir una botella de estas dos tendencias enológicas”.
Para él los vinos del Nuevo Mundo apuntan a un consumidor que busca cosas diferentes y de igual o mejor calidad. Se caracterizan por ser “amigables, jóvenes, frutosos, secos que se pueden saborear e incluso crear una amistad que entra por la vista y se prolonga y refuerza con su sabor”, por su aroma y por los momentos que acompaña y hace inolvidables.
“Antes la presencia era mucho más marcada con los vinos dulces que eran más fáciles de consumir, ahora son los secos”. Hoy se habla de “un vino muy completo y complejo que te satisface como persona y que te llena en lo que estás buscando: aroma, fruta, presencia en boca, concentración y, obviamente, un acompañante para la comida”.
Es la primera vez que visita Venezuela y admite haber quedado maravillado de “la calidez humana, del trato cordial y personal que se tiene y de lo hermoso que es todo”, por lo que considera una pena tener que regresar a Chile, pero es algo necesario porque tiene mucho que atender y el deber llama. Antes de despedirse afirma que la cosecha de 2005 “viene fenomenal” con lo que, desde ya, nos hace agua la boca.
En lo personal
Entre la sencillez, la jovialidad y seriedad, Mauricio González expresa sus preferencias y da ciertas recomendaciones para cuando llega la hora del vino.
¿Mejor cosecha?
Las mejores son las de los años secos; no de los lluviosos, porque puedes determinar y controlar el riego en esa plantación. De manera que se obtiene un grano pequeño y un vino más concentrado, más intenso, de mejor color (vinos tintos) y cuerpo.
¿Mejor vino?
En el día, blanco y en la noche, el tinto que es más cálido, más agradable, más fácil de consumir. En general, no me gusta que tenga mucha madera.
Recomendaciones:
Para vinos blancos los mejores acompañantes son los mariscos o pescados.
En la mesa siempre hay que empezar de un vino más liviano a uno más pesado, de uno blanco a uno tinto, de uno seco a uno dulce.
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